Los yoqueis fantasmas,
la ciudad y la mugre,
Estela y al pedo,
y lo poco y lo poco y.
Si tenés un balcón,
y podés ver lo que hay y,
si decís que sabés,
pero sólo mirás. No más.
Un poema pésimo
y quisieras tener más.
Una madre espejada
Una noche espejada
Una palta estrellada
Una baba.
Y n hace falta balcó, no.
Escribís y dejás de
ver todo lo que hay allá;
esperás y soñás más
esperás e señás mas.
Y vivís menos: menos mal.
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